miércoles, 21 de enero de 2009

¡Abre Tus Ojos!

Espero que disfrutéis de mi relato, son 5 hojas de Word, asi que supongo que os tomará un rato ^^.
¡Abre Tus Ojos!
-La tía Helena te ha mandado un regalo, Max-me dijo mi madre desde la cocina, la verdad mucha cuenta no le hacía, pero sin embargo el hecho de que mi tía Helena me mandara algo me llamó la atención.
-¿La tía Helena?-pregunté extrañado.
-Si, apaga la tele y ven a verlo-me dijo mi madre y obedecí.
Mientras veía mi reflejo en la pantalla de la televisión apagada me pregunté que era eso que mi tía me había mandado, aunque ella estaba loca y creía en seres místicos y demás tonterías, necesitaba algo nuevo en mi vida y por alguna razón, ese presente de mi tía me llamaba la atención. Con paso lento y cansado me dirigí a la cocina donde mi madre estaba cocinando la comida de ese día mientras tarareaba una dinámica canción.
-¿Sabes qué es?
-No, venía envuelto y a tu nombre, no quise abrirlo porque es tuyo-me respondió sin mirarme, estaba demasiado concentrada en su guiso.-Ábrelo, tengo curiosidad de saber que es.
Observé el paquete, era grande y pesado, estaba envuelto en un papel amarillo apagado y en grandes letras rojas ponía: “Urgente”, la dirección de la casa de mi tía, su nombre y lo mismo con mis datos. Cogí el regalo y miré su forma, era como un gran libro.
-Será otra tontería de ella, mamá-dije-Tiene pinta de ser un libro.
-¿Un libro?-preguntó extrañada-No sabía que tu tía supiera que te encanta leer.
Cogí su ironía y le sonreí, no había nadie que no supiera que me encanta leer y la tía Helena debía saberlo también, así que sin más dilación rompí el papel amarillo que envolvía el paquete y con asombro, deposité un libro de pasta gruesa encima de la encimera. Era de color marrón oscuro y tenía pinta de ser muy viejo, el tacto de la portada era agradable y muy suave, no era demasiado grueso, por lo que contendría unas doscientas o trescientas paginas y en letras doradas y caligráficas se podía leer: “El Misterio del Amor”. Alcé una ceja confundido, miré a mi madre la cual observaba la portada del libro tan sorprendida como yo.
-¿Nadie ha tenido la consideración de decirle a la tía Helena que Carla y yo lo hemos dejado?-pregunté al aire y mi madre rió ante tal pregunta. Negué con la cabeza como para quitarle hierro al asunto, tiré el papel de envoltorio a la papelera y llevé el preciado regalo a mi habitación.
Lo tiré encima de la cama y me disponía a salir de mi habitación, pero algo de él me llamaba la atención… ¿por qué mi tía Helena me mandaba un libro que hablaba del amor una semana después de haberlo dejado con Carla? Dudaba mucho que mi tía no supiera ese dato de mi vida, pues ella lo sabía siempre todo de mi y del resto de mi familia, así que el hecho de mi ruptura con mi exnovia era algo que no se le podía haber pasado tan a la ligera… ¿entonces por qué me mandaba ese libro?
-Por echarle un ojo… no creo que pase nada-dije y cerré la puerta.
Me senté en la cama y me acerqué el libro, era bastante pesado y me quedé acariciando la portada un rato… Mi ruptura con Carla había sido demasiado dolorosa y el hecho de leer un libro de amor no era lo que más me apetecia en ese instante, pero por alguna razón ese me llamaba especialmente la atención, mi tía no es tonta y no hace las cosas por que sí… es posible que quisiera ayudarme << ¿Pero y si vuelvo al estado de la semana pasada? Ese dolor…>> pensaba mientras seguía acariciando la portada del misterioso libro. Casi como un impulso que no sé aún muy bien de donde salió, abrí el libro y me encontré un sobre dentro. Era el sobre blanco de toda la vida que tenía escrito mi nombre y el cual cogí y abrí sin demora. Había una simple nota escrita con letra caligráfica muy cuidada y de color rojo que rezaba: “No dudes del amor cielo, solo piensa que es como un sueño, que puede terminar y despertarte, pero que volverás a dormir y a soñar… Tu tía que te quiere mucho. Helena.”
No iba a negar que esa nota me había dejado más confundido que antes, pero me había aclarado que mi tía sabía de mi ruptura con Carla y por ello me consolaba de aquella forma… con una nota de lo más ñoña y con un libro que ella creería que iba a solucionar mis problemas…
-Entrometida…-murmuré y con desgana pasé unas cuantas hojas del libro, era bastante curioso porque no era una historia, si no como poesías extrañas y confusas.-Esto ya es el colmo… ¡está loca!
Seguí pasando hojas sin ganas y leyendo por encima los títulos de cada poesía, todos trataban del amor “El Hechizo de la Amada” ó “Locuras de un Hombre Enamorado”… cosas sin sentido estaban escritas en cada poesía y yo ojeaba rápidamente el contenido de cada, no me apetecía leer poesías románticas de dos enamorados que se aman con locura o como hecha de menos la amada a su amado y viceversa, no me apetecía nada… <> mis pensamientos se quedaron callados cuando leí el titulo de una de las poesías “Adiós a Mi Corazón, Adiós.”, el título podía significar perfectamente que una chica o un chico se enamora y cede su corazón al amado o amada, pero por alguna razón ese título me sonó triste y dolido, como cuando te dan una mala noticia y esta pesa en tu pecho… ejerce una presión que apenas puedes respirar y lo único que quieres es salir corriendo, alejarte de esa noticia o de lo ocurrido, quieres correr y solo correr… solo escapar.
“No hay nada más importante que haberla amado en un tiempo pasado, nada más importante que haberla sentido entre mis brazos, más preciado que eso no tengo nada, pero ahora se ha marchado y me ha dejado aquí solo y desorientado…la hecho de menos, pero se ha marchado, eso es lo que ha hecho…por ello ahora mi corazón busca consuelo en ti, necesito volver a amar, volver a sentir… quiero volver a vivir. Por estas razones y muchas más te invoco. Tu deseada Elea, que quitas la cordura a los hombres, tú que naces de las páginas y amas solo por un momento… sé que es alto el precio, pero necesito olvidarla… enséñame lo que es amar, necesito aprender a olvidarla y solo tú puedes enseñarme…
-…Amada Elea ayúdame.”-terminé con suspiro y dejé que una lágrima cayera en la hoja del libro.-No son poemas…son invocaciones al olvido…
No era fácil enfrentarme con eso, no era fácil olvidar y lo necesitaba… Carla me había dejado por mi mejor amigo, había perdido a las dos personas más importantes para mí por el simple deseo… no, la verdad es que no era fácil.
Cerré el libro de un golpe y lo dejé encima del escritorio con el pensamiento de esconderlo al día siguiente, no tenía ganas de volverlo a ver y me fui de la habitación, temía que al leerlo me devolviera el dolor y mis temores se habían cumplido, el dolor había vuelto.
La noche llegó sin apenas haberme dado cuenta. Durante todo aquel día estuve ausente y malhumorado, no quería hablar con nadie e incluso le cerré la puerta en las narices a Sophie, mi vecina, cuando llamó a mi casa para preguntarme que tal estaba, más tarde me sentí culpable, pero no hice nada para pedirle disculpas. Cuando aquel extraño día por fin llegó a su fin, entré en mi habitación muy cansado y como un acto reflejo mis ojos miraron al libro que aún continuaba encima del escritorio. Por culpa de él aquel día había estado tan mal y todo era culpa de él. Recordé el texto que leí por la mañana y pensé en Elea ¿de verdad existía una mujer así? Que consiguiera hacerte olvidar las penas, que te hiciera sentir vivo de nuevo y que te mostrara lo que era el amor real y puro…<< ¿de verdad existes?>> pensé casi absorto observando la portada del libro. Por un momento desee que existiera, que me ayudara a olvidar a Carla y el dolor que ella y Héctor, mi mejor amigo, provocaron en mí. ¿Y si conseguía hacerme feliz? ¿Y si conseguía devolverme a mi estado normal? << ¡Ojala existas!>> desee.
Tardé tiempo en dormirme y cuando lo hice me sumí en un agitado sueño, tuve pesadillas con una mujer muy hermosa que me buscaba y cuando me encontraba me hacía sufrir, entonces una delicada voz femenina me llamaba y me pedía que acudiera a ella, que ella había aceptado mi súplica y que había salido de su letargo para ayudarme, luego una cegadora luz me despertó y la figura de una hermosa mujer de melena larga y oscura, piel pálida y profundos ojos verdes, me sonreía. Me revolví en la cama y me froté los ojos por si solo era una ilusión, pero no…ella seguía ahí, sonriéndome.
-Hola, Max-me saludó. Era la misma voz del sueño, dulce, suave y atrayente.
-¿Quién eres?-pregunté asustado-¿Qué haces en mi habitación?
-¡Oh! Demasiadas preguntas tienes y demasiado dolor acumulado… ¿no sabes quien soy? Yo he acudido a tu súplicas… me pediste que viniera y aquí estoy…
-¿Eres Elea?
-La misma-respondió-Leíste el texto y me invocaste, pediste que calmara tu dolor y que te mostrara el amor verdadero, yo te escuché y tu sufrimiento me despertó de mi letargo, he venido para ayudarte, Max.
-Pero es imposible…debo de estar soñando-murmuré-¿Vas a enamorarme ó algo extraño?
-El amor es extraño, si…pero nadie puede obligar a nadie a amar, Max-contestó a mi pregunta o se supone que eso hizo, porque estaba totalmente confuso con sus palabras y el hecho de que una mujer salida de un libro estuviera en mi habitación, era más confuso aún.-Yo no enamoro, ni elimino el dolor de un plumazo, como si los misterios del amor fueran tan fáciles… yo solo estoy aquí para mostrarte el camino y mostrarte que hay más vida aparte de Carla…Hay un corazón esperándote y que está deseoso de sanar el tuyo, pero estás ciego y el dolor es la venda que te impide ver…-Elea se acercó a mi cama y recogiéndose su vestido, que parecía sacado de la época del Imperio Romano, con capas de sedas y decorados exquisitos, se sentó en mi cama y me miró fijamente-Durante siglos hombres de todos los lugares, de todas las razas y de todas las culturas y religiones, me han invocado para calmar ese dolor que crece dentro de ti, que es como un fuego que te impide respirar, un dolor que siempre está presente y que no piensas en otra cosa que no sea ella…el desamor es una herida que se abre y que te provoca llanto y desesperación…¿cuántos hombres y mujeres han sucumbido a esa desesperación y sufrimiento, que han llegado a quitarse la vida incluso? Todo porque no han visto el camino con claridad… Max, siempre hay una salida y yo no estoy aquí para hacerte vivir la pasión más grande que jamás nadie haya conseguido saber ni desear, yo no estoy aquí para que olvides a Carla con mi cuerpo y mi amor… yo estoy aquí para mostrarte el camino y enseñarte que ese dolor va a sanar, que hay una mujer que desea sanarlo y que te está esperando.
No sé como Elea lo hizo, pero sus palabras llegaron a lo más profundo de mí, recorrieron cada centímetro de mi cuerpo como si estuviera en mi sangre, sacó sentimientos ocultos y el dolor volvió con fuerza, volvieron los sentimientos que tenía hacia Carla con mucha intensidad…la extrañaba tanto… y aunque me había hecho daño, mucho daño, seguía sintiendo lo mismo que sentía cuando estaba con ella, amor y cariño…
-Estoy muy confuso-murmuré-No entiendo nada. Yo leí esa invocación simplemente porque me llamó la atención el título, lo leí en voz alta y ahora estás tú aquí… Desee que existieras, desee que calmaras mi dolor, pero ahora me dices que eso tú no lo haces, que no vas a borrar mi sufrimiento y mi amor por Carla, entonces… ¿qué haces aquí, ahora y en mi habitación? Solo me has devuelto el sufrimiento que desde hace una semana intento olvidar.
-Yo solo estoy aquí para darte las esperanzas suficientes de que hay más chicas, más amores y desilusiones-dijo con un brillo especial en sus ojos verdes-.Esta vida está llena de errores y decepciones, pero también de esperanza y felicidad, estas te están esperando en forma de una chica que está destinada a calmar tu dolor y sufrimiento, ella te va a devolver esa felicidad que tanto anhelas. Yo solo estoy aquí para abrirte los ojos y guiarte en tu camino, pero que solo tú debes descubrir…-me cogió las manos-La que de verdad conseguirá hacerte olvidar a Carla no soy yo…solo soy un símbolo, solo soy la que te conduce a la verdadera Elea, a tu verdadero amor…
-¿Quieres decir que el concepto real de Elea, a la que se invoca en ese texto, no eres tú?-pregunté mirándole a los ojos-¿Qué yo he invocado a otra chica?
-Exacto, tú has invocado a una mujer que te ayude a olvidar-contestó-, pero yo no soy esa mujer, yo solo te abro los ojos y te doy esperanzas, tu eliges la chica que te hará olvidar…a lo mejor te equivocas en tu elección o a lo mejor no, esos son los errores que todo humano debe cometer para aprender y para saber como actuar… Habrá muchas Carlas en tu vida y muchas Eleas que harán que las olvides, eso debes aprenderlo tú… Max tienes toda una vida por delante y aunque ahora estés triste, malhumorado y pensando que el amor te ha dado la espalda, debes quitarte esa venda de los ojos que te impide verla… y está más cerca de lo que crees.
-¿Sabes quien es?-pregunté ansioso-¿Me lo dirás?
-No, debes descubrirla tú-respondió-Pero sé que lo harás, solo abre los ojos, la tienes justo delante y no te das cuenta… Yo he de marchar, solo puedo estar una noche contigo, pero espero que mis palabras no las olvides y cuando te encuentres con el amor cara a cara, lo entiendas todo. Ella te está esperando…no hagas su espera demasiado larga.
Yo aún tenía mil dudas en mi cabeza, estaba confuso y nervioso, no quería que marchara, pero ella se levantó de la cama y caminó hasta el libro.
-¡No te vayas!-supliqué-¡Aún no! Necesito que te quedes a mi lado, necesito que me ayudes a encontrarla… no me has ayudado como prometías.
-¿Eso crees?-dijo con una sonrisa-¿De verdad crees que no te he ayudado?
-Ahora entiendo que Carla no lo es todo, que si se fue con Héctor es porque no era esa chica que está destinada para mí… que hay alguien que me espera-enumeré todo lo que me dijo-Pero no sé donde está ella…
-Max, solo tienes que abrir los ojos-volvió a decir-El resto vendrá solo…
La misma luz que la hizo aparecer, la hizo desaparecer. Al abrir los ojos después de que esa luz me cegara unos segundos, ella ya no estaba y la habitación se quedó en silencio. << ¿Me ha ayudado? Me ha hecho comprender algunas cosas, pero me siento igual que antes…triste y solo. Abrir los ojos a qué. Me siento con ganas de encontrarla, no sé donde está, pero me siento…con esperanzas, ¿será esta su ayuda?>>. Me levanté de la cama y observé el libro, ya no lo veía como un enemigo, si no como una ayuda. Pensé en mi tía Helena, ¿sabía ella la existencia de Elea? Es posible que me hubiera mandado el libro por un motivo especial. Pero debía agradecérselo, estaba casi seguro que ella sabía lo de Elea y el efecto que esta tendría en mí, por ello cogí papel y un bolígrafo, me senté en la silla y empecé a escribirle una carta de agradecimiento, nunca había tenido mucho contacto con ella y no sabía como agradecerle su gesto, no sabía por qué lo había hecho y tenía muchas preguntas que hacerle, se las plantee como pude y busqué algún sobre por mi casa, por suerte mi padre siempre tenía sobres y sellos guardados en el cajón de su escritorio de trabajo, cogí uno de cada y tras leer la carta varias veces por si había cometido algún fallo, la doblé con cuidado y la metí en el sobre, busqué en la papelera de la cocina el papel de envoltorio de Correos y miré sus datos, los pasé al sobre y puse los míos, terminé todos los procesos restantes y me acosté en mi cama con el deseo de que al día siguiente echaría la carta al buzón.
Me levanté cansado, pero esperanzado… no sabía muy bien si el encuentro con Elea fue cierto o no, lo recordaba borroso y lejano, pero su mensaje aún perduraba en mí… me había dado fuerzas y la ilusión de encontrar a esa chica me llenaba de energía ¿quién es? ¿Dónde vive? ¿Cómo se llama? Tantas pregustas y solo ella tenía las respuestas. Eran las diez de la mañana cuando salí de mi casa para echar la carta cuando me encontré con Sophie. Vivíamos puerta con puerta desde que éramos pequeños y nunca me había parado a mirarla o a hablar con ella mucho tiempo, ella siempre se había mostrado muy amable conmigo y yo solo la trataba mal, como el encontronazo del día anterior.
-¡Hola Max!-me saludó alegre, como si no le hubiera hecho nada-¿Qué tal estas?
-¡Hola Sophie!-le devolví el saludo, se veía guapa cuando sonreía-Me encuentro mucho mejor. Perdona por lo de ayer, no me encontraba muy bien, fui un borde contigo, lo siento.
-No te preocupes-dijo con una sonrisa, la verdad es que era muy guapa, tenía una melena corta, justo por encima de los hombros y de color rubio oro, unos ojos negros llenos de alegría y una piel blanca y de aspecto suave. Contrastaba conmigo, soy de piel morena clara, ojos azules y pelo castaño. Me quedé mirándola unos momentos, nunca me había fijado en ella y siempre había estado ahí, a mi lado-Vas a echar una carta al buzón, por lo que veo ¿no?-dijo señalando el sobre y a mi me trajo a la realidad.
-Si, es para mi tía-contesté-¿Y a dónde vas tú?
-A comprar el pan y leche, mi madre me ha obligado a hacerlo-contestó algo cortada, no sabía de que hablar y la verdad yo tampoco, nunca había cruzado con ella más de un hola y un adiós, evadía sus preguntas y sus intentos de conversación. << ¿Querrá hablar ahora conmigo, después de lo borde que he sido con ella estos años?>>
-Hum… puedo acompañarte si quieres y dar una vuelta después-dije sin pensar, no sé por qué lo hice, pero quería pasar tiempo con ella, como para compensar estos años.
-¡Claro!-contestó muy animada-Me apetece mucho.
Las palabras de Elea me llegaron en ese momento de golpe, “Abre los ojos, Max”. Entonces lo comprendí todo. Tenía que observar a las demás chicas, conocer a nuevas y más aún a las viejas, Sophie era una de ellas, ¿hacía demasiado mal si intentase conocer mejor a Sophie? A lo mejor no sentía al final nada por ella, pero ¿y si era ella? En la situación de ese momento cualquier chica podría ser de la que Elea me había hablado y debía buscarla. Miré a Sophie que aún esperaba a irnos.
-Pues vámonos-dije y bajamos las escaleras, llegamos al portal y salimos a la calle. Más hermosa se veía a la luz del sol-¿Sabes que nunca me había parado a pensar que eres muy guapa?
-Gracias-dijo sonrojada.
<< ¿Y si empiezo mi búsqueda con Sophie? Al menos quiero conocerla…>>

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